David Ricardo (1772-1823) escribió un solo libro, Principios de Economía Política y Tributación (1817). Una de las ideas básicas de este libro es la ventaja comparativa, una idea nada evidente, a diferencia de la ventaja absoluta, que cae por su propio peso. Yo nunca he tenido claro que esta idea sea un factor completamente decisivo e importante, sino que debe combinarse con otras ideas, como el coste de transporte o la balanza internacional de un país. El coste de transporte está muy claro; no puede transportrase mercancías muy voluminosas y de bajo precio (como la paja) a largas distancias, porque el coste del transporte es excesivo. Pero lo más importante es la balanza de pagos. Para que un país importe mercaderías, debe exportar mercaderías para obtener ingresos para pagar sus importaciones. Es posible que un país tenga déficit exterior (déficit de la balanza de pagos) durante un tiempo, y las debe exportar al coste que sea, aunque sea bajando los salarios, y que pague ese exceso de salida de dinero sobre las entradas con deuda (o usando parte de las reservas internacionales del Banco Central del país), pero llegará un momento en que, si el país no logra un superávit, los deudores no querrán prestar más dinero al país para que este siga pagando sus importaciones con deuda. En definitiva, la crisis argentina de 2001 fue una caso de crisis externa. Menem estableció por ley la paridad 1 a 1 entre el peso y el dólar. Esto significaba que el Banco Central de la República Argentina debía tener en sus reservas internacionales tantos dólares como billetes de pesos había en circulación. Los salarios crecieron más que la inflación, y ambas variables crecieron más que los salarios y los precios en EE UU. Esto produjo una pérdida de competitividad de los productos argentinos, un empeoramiento de la balanza comercial y, por tanto, una caída de las reservas. Cuando la gente dejó de confiar en que un dolar valía un peso, comenzó a retirar los dólares en circulación y a guardarlos en cajas de seguridad. La ventaja comparativa, como se ve, no intervino en este asunto para nada.
EN CONSTRUCCIÓN
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